Una especie demasiado frondosa y de hoja perenne que dificultaría la visión de un monumento tan relevante como el Hospital de las Cinco Llagas. Esta es la curiosa advertencia que hace la Comisión Provincial de Patrimonio Histórico al proyecto de tala, apeo y retirada de dos árboles en mal estado en los jardines exteriores del Parlamento de Andalucía. Así se puede leer en el acta del pasado 24 de abril de este organismo dependiente de la delegación territorial de Turismo, Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía en Sevilla consultada por este periódico.

La ponencia técnica de la Comisión de Patrimonio se pronuncia sobre la intervención definida en la memoria técnica valorada de intervención de apeo, tala y retirada de dos árboles en mal estado ubicados en los jardines exteriores del Parlamento de Andalucía de Sevilla y en la memoria complementaria sobre este mismo asunto. En su dictamen, la Comisión informa favorablemente el apeo, tala y retirada de los dos árboles actuales, dado el mal estado de los mismos y los riesgos a personas y al Bien de Interés Cultural que su caída pudiera producir.

La controversia se produce en cuanto a la especie propuesta para la sustitución de los árboles actuales: el Cedro del Himalaya. Patrimonio en su dictamen considera que se trata de un árbol de gran porte, de hoja perenne y gran densidad, “que perturbaría la contemplación del BIC Hospital de las Cinco Llagas”. Por ello solicita documentación complementaria en la que se proponga otra especie más adecuada a la ubicación señalada en el documento, “preferiblemente de hoja caduca o de menor porte, al objeto de permitir una mejor percepción del inmueble”.

Un árbol acordonado en el exterior del Parlamento.

Un joya con casi 500 años de antigüedad

El antiguo hospital de las Cinco Llagas también llamado de la Sangre, inaugurado en 1559, cumplió el 28 de febrero de 2022 treinta años como sede del Parlamento de Andalucía. De ser un hospital para mujeres, una suerte de convento para enfermas, a acoger quirófanos y despachos de médicos durante muchísimos años y terminar por ser la sede de la Cámara autonómica y de la de Cuentas. Para semejante cambio de usos fue precisa una obra de restauración que se prolongó durante más de diez años: de 1979 a 1992.

La obra de restauración, dirigida por el arquitecto Alfonso Jiménez, maestro mayor honorario de la Catedral, junto a Pedro Rodríguez, abarcó las fachadas, los cinco patios delanteros, la iglesia y los laterales hacia las calles Don Fadrique y Doctor Fedriani. La iglesia es la gran joya del edificio, considerada la aportación más notable al Renacimiento español, donde está la firma de Hernán Ruiz, el arquitecto de la ampliación de la Giralda.