La lluvia rompió el Domingo de Ramos y amagó con repetir mal fario el Lunes Santo, pero el habitual tiempo cambiante de esta época del año jugó por una vez a favor de las cofradías y, como las nubes mañaneras acabaron disipándose a partir de la hora de la sobremesa, todas las hermandades cuyo horario era vespertino pudieron cumplir con sus estaciones de penitencia. Las únicas que no tuvieron esa fortuna fueron las mañaneras, ambas cofradías de barrio con todas las letras: San Pablo y Santa Genoveva.
La hermandad del Polígono, que tenía previsto sacar su cruz de guía a las 11.30 de la mañana, fue la primera en anunciar que desistía. Le siguió la del Tiro de Línea, cuya salida debía producirse una hora después.
El tiempo dio la razón a las dos juntas de gobierno porque las nubes y el agua fueron la tónica dominante de toda la mañana y la primera hora de la tarde. De hecho, la Redención optó por no salir a las 14.45 y solicitó un margen de cortesía porque el pronóstico apuntaba a mejoría desde las cuatro aproximadamente. Y acertó.
Una vez que el Beso de Judas estuvo en la calle, el Lunes Santo ya fue imparable. El resto de corporaciones fueron saliendo una a una, todas ya con un cielo en el que por fin predominó el esperado azul sobre el blanco o el gris plomizo de las horas previas, y Sevilla pudo disfrutar de una maravillosa tarde de cofradías en la calle.
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