Desde Argeles-Sur-Mer, que siempre será la imagen de la derrota y el exilio español en 1939, que es en donde al parecer el prófugo Puigdemont ha establecido su campamento de San Fe, le ha llegado a Pedro Sánchez un órdago imposible: si el gobierno no cede todos los impuestos a Cataluña no apoyará los Presupuestos Generales del Estado. El otro socio, Aragonès, también aprieta por ese lado, si bien lo llama “financiación singular”. ¿Todo es cuestión de dinero? Casi todo, parece. Las consecuencias han sido la parte sumergida de los días de reflexión profunda del presidente del Gobierno, no solo lo que no ha terminado, se ponga como se ponga Bolaños, Montero… y Pablo Iglesias. La disolución del Parlamento puede llegar de este callejón sin salida de los nacionalistas independentistas españoles, todos. Que la separación sea completa antes de ser legal. Esto es, desaparición del Estado, control sobre la población y el nuevo decreto de expulsión, para entendernos. Es para pensárselo, no sólo cinco días, más tiempo. España da vueltas y vueltas a un precipicio posible, con muchas anécdotas, como lo de Manos Limpias, que ya sabemos que es como la caseta de feria de las escopetas de aire comprimido. Armar una denuncia con titulares de periódicos digitales y así es eso, Manos Limpias. Si no hay materia, ya pueden presentar una hemeroteca entera. Así que la procesión va por dentro y, en todo caso, por otros derroteros. ¿Qué porcentaje de realidad conoce Pedro Sánchez más y mejor que los españolitos de a pie? El 90% con seguridad. Pues como lo del fiscal general y la Fiscalía: pues eso. Es una larga mano de cartas marcadas, hace falta, es imprescindible cambiar la baraja. Así que ayer se salió de la gran duda planteada, los días de reflexión. Los apoyos, los autobuses fletados y la estigmatización de la derecha y la ultraderecha, y la prensa de derechas y de extrema derecha (inevitable sonreír) siempre viene bien al progresismo, empeñado en que la democracia no puede ser otra que la izquierda y la extrema Izquierda, Bildu y los nacionalismos independentistas de la financiación singular protegidos por el manto de la amnistía general y extraordinaria. Todo es como lo de la democracia burguesa de antaño, tan denostada por el comunismo combativo. Seguimos jugando al todo o nada, desgraciadamente. ¿Ganará el todo? ¿El nada? No se sabe bien, fuera de la dialéctica del poder, acotar los conceptos porque se trata de eso, del poder, cuya primera y primordial razón de ser es ocuparlo y conservarlo, decenas de años si fuera posible. Con las urnas, contra el propio país, con lo que sea. Todo suma, no cabe duda.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios