Crónicas Levantiscas

Juan Manuel Marqués Perales

jmmarques@diariodecadiz.com

Sudores de campaña, en Andalucía o Badajoz

Feijóo.

Feijóo. / EFE

DURANTE la campaña de las elecciones generales de 1982, a Felipe González había que guardarle una camisa limpia para después de cada mitin, era tal el sudor que le caía por el cuerpo mientras hablaba que el candidato socialista necesitaba otra ropa para proseguir el camino. Según confesó él mismo, era la responsabilidad de no equivocarse, el PSOE rozaba el Gobierno de la nación por primera vez desde la Guerra Civil y soportaba como un peso plúmbeo el temor a cometer un error que pudiese asustar al amplio electorado al que aspiraba.

La situación de este mayo de 2023 no tiene un ápice del dramatismo de aquel mayo de 1982, cuando ETA y el Grapo asesinaban, la crisis económica era medular y una parte del Ejército aún daba sustos de golpe, por lo que los errores son de otro calibre, no son tan sustanciales como para voltear el partido, pero sí pueden afectar a las tendencias de voto. A diferencia de los años ochenta, ahora hay un importante porcentaje de votantes que decide la papeleta el último día, que no entra en el calor de la campaña hasta los días finales, la segunda semana se ha convertido en un desenlace de guion cinematográfico.

Alberto Núñez Feijóo se equivoca bastante, en Badajoz se sintió feliz por volver a estar en Andalucía, en Cádiz se le abrieron las pupilas con la luz del Campo del Sur y confundió los Goyas con los Oscar en una salutación. No son errores de guion, son confusiones que se multiplican a medida que la campaña se incrementa y los candidatos intervienen en tres o cuatro ciudades en un mismo día. Manuel Chaves era un campeón de estas cómicas equivocaciones, que le valieron hasta colarse de modo amable en el programa de los muñecotes de Canal Plus.

Los errores de campaña que temía González eran otros. Es utilizar a Vox como espantajo contra el PP para que, finalmente, haya progresistas que voten a Juanma Moreno para evitar la coalición con Vox; es la amenaza de poner en la calle a los empleados de las empresas públicas de la Junta porque, supuestamente, son enchufados del PSOE; es confiar en el apocalipsis económica que nunca llegó para derrotar a Pedro Sánchez. Feijóo necesita más, a excepción de lo que está ocurriendo con la subida de precios, el panorama socioeconómico de España no lleva al cambio de por sí.

Algo ha ocurrido en las filas del PP. Cuando Feijóo pone a Bildu en el centro de la campaña, a raíz de la inserción de 44 condenados por terrorismo en sus listas, es que el PSOE le comienza a ganar los espacios, el recurso a ETA como comodín.

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