La lectura final del INE sobre la variación de los precios de consumo en España en febrero nuevamente ha mostrado el carácter pegajoso de las presiones inflacionistas. Así, en términos mensuales, la tasa de variación del IPC general España se ha situado en un 0,4%, frente al avance de un 0,1% registrado en enero. Esto ha sido parcialmente explicado por el incremento del precio de transporte (+2,4%), impulsado principalmente por el aumento de precios de carburantes y lubricantes para vehículos personales.

Todo ello en una coyuntura en la que los principales organismos internacionales advierten de la necesidad de cautela en el proceso de rebaja de los tipos de interés oficiales por parte de los bancos centrales, manteniéndose la incógnita sobre cuándo se producirán y cuál será su número de recortes este año, debido no sólo a la inestabilidad geopolítica y a las implicaciones sobre la política fiscal del actual superciclo electoral global, sino también a las presiones salariales y el impacto de la falta de talento, entre otras cuestiones.