Pierre Cardin sigue diseñando a los 93 años

Pierre Cardin es el futuro

Pierre Cardin es el futuro

Pierre Cardin es el futuro

Valor es quizá la palabra que puede describir la larguísima carrera profesional de Pierre Cardin. Y futuro, sobre todo futuro. El diseñador nonagenario cosió su primer vestido cuando solo era un niño, se trataba de un diseño peculiar para la muñeca de una amiga suya que confeccionó con trapos viejos.

Siempre sintió el pellizco de la moda y con este sueño puso rumbo a París desde su Italia natal al finalizar la Segunda Guerra Mundial. En la ciudad de la luz comenzó estudiando arquitectura, una de sus grandes pasiones junto a las geometría, las matemáticas y el espacio, pero le dieron una oportunidad en el taller de Jeanne Paquin y Schiaparelli y supo aprovecharla.

Llegó a París en 1945 y en el 47 ya era encargado de los talleres de Christian Dior, uno de sus contemporáneos junto a Yves Saint Laurent o Balenciaga. A la puerta de este último llamó varias veces sin ninguna respuesta. Entonces Pierre, preso de esa extravagancia que le hizo triunfar, decidió poner en marcha su propia firma.

"Con 20 años era un principiante, un chico ambicioso que trabajó mucho para tener éxito". Así ha definido el propio modisto los comienzos de su matrimonio con la moda en la revista Vanity Fair, a la que ha concedido una extensa entrevista. Cuenta Cardin que él nunca quiso vestir a princesas -con mis diseños se verían ridículas", ha afirmado-, y es que él, un auténtico gurú del marketing, iba por otro lado.

El italiano siempre ha diseñado mirando el futuro, con rayas, círculos y triángulos como base de sus patrones y en materiales tan poco vistos entre la encorsetada haute couture parisina de los años 50 como la fibra o el vinilo. Por esto, y porque decidió vender sus prendas de estilo vanguardistas y en ocasiones unisex en unos grandes almacenes, acabó expulsado -y más tarde readmitido- de la Cámara Sindical de la Alta Costura. Pierre Cardin simplemente era diferente. Sólo había pasado un lustro desde su aterrizaje en París y ya era el modisto favorito del cine, íntimo de Buñuel y Dalí.

Creador del pret-à-porter y uno de los hombres más ricos de Francia, el incombustible Cardin sigue en activo a sus 93 años largos y acaba de diseñar un modelo de gafas, Evolution, para el grupo italiano Safilo. Esta energía y actividad son la clave de que sea el único costurero que aún es dueño de su marca.

Hoy podemos comer, vestirnos y decorar nuestro hogar con sus diseños, y es que en el fondo y más allá de la moda es un hombre de negocios. Así, fue el primero que se atrevió a diseñar para el hombre. "Era un mercado por explotar. Yo quería ser el primero. Mejor primero que segundo", cuenta a la publicación. El creador es listo y competitivo, sobre todo esto último, lo que bien puede ser fruto de la peculiaridad de haber nacido en una enorme familia de nueve hermanos.

Cardin no ha dado puntada sin hilo en su trayectoria profesional, para muchos escandalosa e incluso descarada, un descaro que transformó en valentía y en una vida llena de éxitos.

Artículo publicado por Gema Amil en Diario de Sevilla

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