OTOÑO/INVIERNO 2016-2017

Inconfundiblemente Agatha

Inconfundiblemente Agatha

Inconfundiblemente Agatha

Un potente look universitario con shorts en peluche fucsia abre la pasarela con paso fuerte y peludo, con la ‘A’ emblemática de Agatha Ruiz de la Prada blasonada sobre el pecho. La legión de modelos juveniles y naifs a todo color trae consigo una propuesta contemporánea, cómoda e inconfundiblemente Agatha para el Otoño/Invierno 2016-2017. Algodones 100 % son los protagonistas de esta temporada con camisetas y felpas comerciales que apuestan por la comodidad. Pequeños detalles en poli-piel, peluche, borrego y pelo de potro falso sirven de adorno a la fundamental base de algodones de calidad y confort.

Ondas de inspiración setentera vibran por toda la colección, evocando una libertad desenfadada y rock que tiene grandes vínculos con los comienzos de Agatha Ruiz de la Prada en la desinhibida ‘Movida Madrileña’. Una traviesa serie multicolor que mezcla los flecos con los iconos clásicos de la casa nos trasporta entre lo hippie/pop y lo retro. El punto y el tricot de lana reclaman su momento. Y pronto nos vemos abducidos por unos motes extraterrestres que hacen un pícaro homenaje a los monigotes del artista pop americano Keith Haring. Ovnis y alegres alienígenas ‘agathizados’ sonríen a través de laminados dorados y poli-pieles cuarteadas.

Los triángulos y los cortes diagonales – dignos de cualquier abducción bien coordinada – se hacen con los pantalones, las faldas y las cuellos de la temporada. Naranjas, Violetas y Verdes resaltan entre la multitud arcoíris de colores presente en cualquier colección ‘agathista’. La estética escolar psicodélica nos sorprende con listas de cuadros a corazones y un juego de rayas que cobran vida convirtiéndose en cintas. Un elemento de picardía está omnipresente en esta colección, también evidente en las modernizadas batas boatiné de toda la vida cuyos rombos se convierten en hexágonos y se presentan como audaces vestidos juveniles.

Terciopelos estampados, bieses de seda y tul, misteriosos relieves internos formados a base de poli-piel en corazones… estos y muchos más malabarismos técnicos hacen posible una fantasía setentera apoteósica. El patchwork, trabajo de reciclaje en el que se crea un nuevo material a partir de los viejos y descartados, tan icónico dentro del recorrido de la marca, tiene su papel juguetón y ecléctico. El Jacquard, el neopreno, el borrego, el peluche, el acolchado, y el brocado se ven amalgamados en una divertida serie anaranjada.

Un lujo deportivo toma la escena como propuesta para la noche. Una cazadora bomber y un caftán retro-marroquí entrelazan lentejuelas en naranja degradado con originales detalles de peluche con brillo de ‘sardinilla’. Jacquares brocados, trabajados al revés y por lo tanto mucho más delicados a la hora de la elaboración, resaltan colores difíciles de conseguir por otros medios. Finas muselinas y organzas de seda con gruesos encajes de poli-piel metalizada asombran por su maestría técnica. Solapas gigantes, lazos al cuellos y broches metalizados de los iconos ‘agathistas’ aportan exuberancia a la estética de los 70 con sus discernibles influencias orientales.

La fastuosa novia envuelta en un Jacquard exclusivo de corazones es geométrica y sencilla, muy característica de la esencial estética de Agatha Ruiz de la Prada. Acompañándola veremos accesorios comerciales y coloristas ARP a la vez que atrevidos detalles forrados en peluche y borrego. Los zapatos de maxi-plataforma peludos dejaran a pocos indiferentes. Enormes gafas de piloto y grandes gafas en pasta multicolores les añaden un toque indiscutiblemente cool a las amazonas galácticas que entran en escena.

Redacción

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