Es estudio de Antoñito y Manolín goza de reconocimiento nacional e internacional

Donde se acaba el interiorismo y da comienzo el arte

Una de las creaciones del mobiliario artesanal que elaboran estos dos diseñadores. /M.G.

Una de las creaciones del mobiliario artesanal que elaboran estos dos diseñadores. /M.G.

Si hay una cualidad que tienen los niños, ésa es la de ser perfectas esponjas. Todo lo que observan a su alrededor es absorbido por sus inquietas mentes para luego desarrollarlo de la manera más sorprendente. Así, el que ve en su casa a sus padres beberse los libros puede convertirse en una rata de biblioteca o el que contempla a sus progenitores trabajar con fonendos y tensiómetros puede que algún día se convierta en médico. Acostumbrados a ver a sus padres desarrollar actividades creativas en casa, Trini Salamanca y Pablo Párraga fueron en su día esas perfectas esponjas que se empaparon de toda la creatividad que emanaban sus padres. Ahora, ambos han puesto en práctica toda esa inventiva e imaginación mamada desde pequeños y son los responsables de Antoñito y Manolín, un espacio en el que este dúo creativo elabora elementos mobiliario que son auténticas piezas de arte. El nombre de su proyecto, como no podía ser de otra forma, es un homenaje a los culpables de que el gusanillo de la creatividad hiciese mella en ellos.

Salamanca y Párraga llevaban a cabo actividades profesionales desvinculadas del mundo del diseño, pero siempre habían tenido en su cabeza la idea de desarrollar su faceta creativa. Siempre había estado latente en ellos y, cosas de la vida, empezaron a desarrollarla por necesidad. En 2014 empezaron a elaborar mobiliario y lámparas para uso propio y se dieron cuenta de que les gustaba el proceso. Los resultados fueron tan buenos que se decidieron a realizarlos para la calle. Se formaron, estudiaron diversas técnicas y comenzaron a materializar en madera los diseños que pasaban por su mente. Así tomó forma lo que hoy es Antoñito y Manolín, un estudio de diseño y elaboración de mobiliario, accesorios de interiorismo e iluminación en el que funcionan por encargo.

A la hora de llevar a la práctica sus diseños ambos lo tienen claro. Ellos prefieren seguir su propia línea y realizar piezas que sean de su gusto, que tenga su propio sello. "A veces los clientes vienen con un diseño para que nosotros lo hagamos y sólo lo hacemos si nos convence de verdad y si podemos darle nuestro propio punto de vista", aseguran los diseñadores. En ese sentido, cuidan mucho hacer piezas que sean únicas, aunque reconocen que todo está inventado. "Para inspirarnos leemos mucho, vemos películas e incluso nos zambullimos en culturas y civilizaciones que han pasado por España, pero no para hacer algo igual o darle nuestra visión a algo que ya existe. Nos empapamos de todo para que quede latante en nosotros y así podamos expresar pensamientos, ideologías o sentimientos a través del mobiliario", apuntan Salamanca y Párraga. Ambos sienten la necesidad de expresarse y deben justificarlo con su proceso de creación.

"Lo que hay detrás de cada pieza es una historia que contar. Ésta puede venir de un libro, de una película o de un viaje; sólo necesitamos la experiencia para luego trabajar una idea y crear un universo visual", añaden. Como buenos artistas, Salamanca y Párraga son realmente inquietos. Buscan experimientar con diversos materiales para conseguir variedad de texturas y desarrollan su proceso creativo y productivo de manera muy cuidada. Ante los ojos del cliente, la lámpara que acaba de comprar tal vez sea un elemento decorativo más, pero lo cierto es que el proceso de inestigación y de trabajo que lleva detrás hay veces que dura meses. Por eso se trata de piezas únicas donde la línea entre el interiorismo y el arte se difumina. Sus piezas son funcionales, pero la vez tienen entidad artística propia, algo que valoran de Antoñito y Manolín en diversos puntos geográficos nacionales e internacionales, donde gozan de un gran reconocimiento.

Abiertos a la experimentación pero, a su vez, buscando la vinculación con el lugar al que pertenecen, esta pareja de diseñadores trabaja y recibe a sus clientes en un taller en la calle Goles, donde la vegetación, el canto de los pájaros y el contexto artesanal en el que se enmarcan invitan a la recreación artística y hasta a que el tiempo se detenga en una de sus piezas.

Más C/ Goles, 48, taller 12. 'www.antonitoymanolin.es'. Facebook: 'Antoñito y Manolín'. Instagram: 'antonitoymanolín'. Tumblr: 'antonitoymanolin'.

Pilar Larrondo

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