La moda del lejano oriente siempre ha causado mucha expectación en la cultura occidental. Su exótica indumentaria ha enamorado tanto a diseñadores como a usuarios, por eso algunas de sus prendas se toman prestadas para darle a los looks de este lado del globo un toque de sofisticación. Esto ocurre con los kimonos, una prenda nada funcional, pero que es capaz de convertir un modelo insulso en el centro de todas las miradas cualquier noche de verano. Lo positivo de esta prenda es que lo vaporoso que resulta su tejido hace que colocarse uno con estas temperaturas no resulte traumático y que su variedad de diseños consiguen que se pueda usar en cualquier tipo de contexto. Para ir informal basta con ponerse un kimono discreto o monocromático y se lo que se busca es elegancia, sólo hay que utilizar uno mas sobrio. Artículo publicado en Diario de Sevilla (Pilar Larrondo)